El acné, cuyo nombre deriva de la palabra griega “akme”, que significa «eflorescencia», es una de las enfermedades dermatológicas más frecuentes, hasta el punto de considerarse que no hay nadie que no haya tenido durante la pubertad y adolescencia alguna manifestación acneica.

Los factores que pueden desencadenar el acné pueden ser variados:

Cambios hormonales que provocan que la piel sea más grasosa. Pueden estar relacionados con la pubertad, los períodos menstruales, el embarazo, las píldoras anticonceptivas o el estrés.

Cosméticos o productos para el cabello grasosos u oleaginosos.

Ciertos fármacos (como los esteroides, la testosterona, los estrógenos y la fenitoína). Los dispositivos anticonceptivos, como algunos medicamentos que contienen los dispositivos intrauterinos, pueden empeorar el acné.

Humedad y sudor abundante.

Sus tratamientos también van a variar dependiendo del tipo de acné que se presente y lo que la especialista en dermatología determine.